Toda capacitación tiene como destino alterar el modo en que las personas hacen las cosas. En este sentido, el problema que nos ocupa es determinar cuáles son los elementos que debe contemplar un modelo para medir el retorno de una inversión en capacitación, para lo cual es necesario considerar una serie de elementos que permitan elaborar un método simple.
Si entendemos que un proceso de capacitación no culmina con la evaluación de la calidad de los cursos dictados sino con la tasa de transformación de los comportamientos esperados en un tiempo determinado, llegaremos a una curiosa observación:: por sí mismos, cursos excelentes pueden no producir un buen resultado y también, aunque con menos frecuencia, puede darse lo contrario. EL éxito o el fracaso de un proceso de cambio comportamental dependerá más de la contención y del refuerzo que reciba en las redes de conversaciones intraorganizacionales que de un acto puntual de enseñanza.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario