Generalmente se confunde el análisis técnico con el análisis gráfico o chartismo, siendo este último sólo una parte del primero. Podemos decir que el análisis técnico (en sentido amplio) es el género, del que son especies el análisis gráfico o chartista y el análisis técnico (en sentido estricto). El chartismo se basa única y exclusivamente en el estudio de las figuras que dibujan las cotizaciones en un gráfico bursátil (chart), mientras que el análisis técnico en sentido estricto se centra en los indicadores y oscilaciones técnicas generadoras de señales de compra y venta de un activo.
En síntesis, podemos decir que los esfuerzos de los analistas se han centrado siempre en tratar de adivinar el movimiento futuro de los precios en el mercado, para lo cual han venido utilizándose tradicionalmente dos métodos básicos: el análisis fundamental y el análisis técnico. El análisis fundamental utiliza información externa, bien de carácter general (como las previsiones macroeconómicas) o bien de carácter particular (como los estados contables de una compañía en sí mismos considerados o puestos en relación con las cotizaciones). Por su parte, el análisis técnico maneja información “interna”, ignorando la información fundamental; dicha información de tipo técnico se refiere tanto a las formaciones gráficas que realizan los precios a lo largo del tiempo, como a los indicadores y osciladores demostrativos del estado actual de los compradores y vendedores en el mercado.
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