El análisis fundamental parte del enfoque económico, considerando que los precios vienen determinados por las fuerzas de la oferta y la demanda. Para poder predecir el movimiento del precio de un activo financiero en el mercado, el analista fundamental estudia los factores de la oferta y la demanda que afectan a dicho activo financiero. Entre esos factores estarían las circunstancias políticas del momento, los informes de las grandes instituciones económicas acerca de las grandes magnitudes de la economía (producción, empleo, inflación, tipos de interés, tipo de cambio) y los llamados “fundamentos” de las empresas individuales (estudio de su posición en el mercado, de sus puntos fuertes y débiles, de sus estados contables y de sus estructuras tanto económica como financiera), analizados en sí mismos o bien puestos en relación con determinadas variables bursátiles como, por ejemplo, la cotización.
El análisis fundamental se centra en el estudio de todo un conjunto de informaciones de carácter económico-financiero, tratando de obtener al final del examen el valor real de una empresa o de un activo financiero, para compararlo con su valor de mercado y poder realizar así una recomendación de inversión.
El análisis fundamental parte de la hipótesis que el mercado no es eficiente a corto plazo, aunque sí lo es a largo plazo. Es decir, para el analista fundamental, a corto plazo, el precio de mercado de un activo financiero no refleja el verdadero valor de la compañía, aunque dicho precio de mercado tiende a tal valor real a largo plazo. Por tanto, el inversor que practica el análisis fundamental suele ser un inversor de largo plazo, un inversor que quiere inmovilizar sus ahorros durante un largo período de tiempo y que no le interesa sacar provecho de las fluctuaciones que los precios de los activos experimentan en el corto y mediano plazo.
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