Los principios básicos del análisis fundamental son tres:
1. Para cada activo financiero existe un valor intrínseco, al que se llega estudiando los datos que reflejan la actividad y evolución económica de la empresa dentro de su contexto sectorial y macroeconómico.
2. Si el precio del activo es inferior a su valor intrínseco significa que está infravalorado y, a largo plazo, la cotización subirá, por tanto hay que comprar.
3. Si el precio del valor es mayor que el valor intrínseco es que está sobrevalorado y, a largo plazo, su cotización bajará; por tanto hay que vender.
En síntesis, podemos decir que el análisis fundamental valora un activo financiero a partir de la evaluación de la propia empresa, decidiendo la compra o venta de dicho activo en función de que el valor intrínseco obtenido del análisis esté por debajo o por encima, respectivamente, de lo que marque la cotización.
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